lunes, 23 de diciembre de 2019

RECORDANDO

Pienso en él, no sé si será por lo cercano de la Navidad, o porque últimamente alguna que otra persona me ha hecho recordarlo, pero pienso en él. Le he escrito, no sé si me contestará, mi dulce y hermoso italiano, Jiuth. Supongo que es algo inevitable, con el tiempo, aquellas personas que han dejado huella siguen en nuestra memoria, quizás porque su marca se queda grabada en nuestro corazón como si fuera un tatuaje en el brazo y por mucho que queramos no lo podemos borrar e irremediablemente, vuelven a nuestra mente, vuelven a nosotros.
No sé si él seguirá acordándose de mí, no sé si su vida sigue igual, no sé nada de él. Sólo que a veces, aún le hecho de menos y que aún pienso en él.
Como amigo, amante y Amo, nadie ha conseguido superarle, quizás por eso, aún pienso en él, no lo sé, solo sé que siempre seguirá en mi, grabado a fuego en mi corazón para siempre, pase lo que pase, él siempre será EL.

miércoles, 20 de noviembre de 2019

DUELE

Duele, que te vayas, que me dejes ahora que ya me había acostumbrado a tus manos, que has dejado la huella en mi piel. Ahora que ya empezaba a acostumbrarme a tu voz, a tu mando, a todos tus caprichos.
Ahora te vas, después de enseñarme a adorarte, a venerarte. Después de dejar tu huella marcada en mi piel y en cada uno de mis sentidos. Me dejas, te vas, y yo me quedo aquí sola, sin tí.
¿Qué haré ahora? No lo sé, sólo sé que me haces falta, que además de tus besos, necesito tus cuidados, necesito tu voz, te necesito a tí, pero tú no vas a volver, ya lo has dicho.
Por lo menos te dí lo mejor de mí, no sé si tú también lo hiciste, pero sé que por mi parte, no me arrepiento de nada. Te tendré para siempre en mi corazón.

lunes, 21 de octubre de 2019

CASTIGADA

- ¿Cómo está hoy mi putita? - pregunta Amo Grey tras atarme al potro de pies y manos.
Estoy expectante y excitada, ¿que me depara la sesión de hoy?
Me ha hecho vestir de colegiala, con una falda de cuadros y una camiseta blanca. Me sube la falda dejando al descubierto mi culo desnudo. Lo acaricia suavemente. Acaricia suavemente mi sexo, revisa y finalmente dice:
- ¡Uhmm, como siempre, excitada, mojada, como a mi me gusta. Pero necesito que estés más mojada aún - añade.
Y oigo como la fusta corta el aire, justo unos segundos antes de que empiece a caer sobre mi culo. Uno, dos, tres, voy contando los golpes, gimo, me estremezco. Duele, y y a la vez me excita, me remuevo sobre el potro, temblando, convulsionandome a veces. Mi Amo se detiene un poco, unos segundos, acaricia mi culo. Me pregunta si estoy bien, yo suspiro, respiro, y le respondo que si, aunque su toque hace que me excite más. Mete su dedo entre los pliegues de mis labios vaginales, luego introduce el dedo en mí y todo mi cuerpo se estremece. Los mueve, dentro y fuera, dentro y fuera y yo no puedo dejar de gemir, de sentirme excitada. El placer me embarga y cuando estoy a punto de correrme, saca sus dedos, me desata y me dice:
- Hemos terminado por hoy, putita. Vistete, y ya veremos si mañana dejo que te corras.
Las frustración me llena, quería un orgasmo, quería desahogarme, que me follara, pero... estoy castigada. Castigada sin orgasmos hasta nuevo aviso.


lunes, 5 de agosto de 2019

EXPECTANTE

De rodillas, doblada sobre el asiento sofá, con las manos atadas, y un plug metido en el culo, espero. Ansiosa, preguntándome que va a pasar, que va a hacer ahora Amo Grey. Le oigo caminar por la habitación. Abre un cajón, seguro que ha sacado algo, pero ¿qué? no lo sé, no puedo verlo porque me tiene prohibido moverme de la posición en que estoy.
De repente, siento que está junto a mí, se arrodilla tras de mí, acaricia mi sexo, gimo, estoy ya húmeda.
- ¡Qué zorra eres, ya estás húmeda como una perra! - me dice acercando su boca a mi oído y eso me excita aún más. Me encanta que me hable así. Restriega sus dedos por mi humedad y luego mete uno dentro de mí. Me estremezco al sentirlo.
- ¿Te gusta eso, eh zorra?
- Sí, Señor - musito excitada.
Y entonces me azota en mi sexo, entre mis piernas. Lo hace repetidas veces, hasta que consigue que toda yo me estremezca de nuevo, no puedo evitarlo. Los azotes provocan una serie de temblores en mi cuerpo, como cuando me corro, no sé porque pero me encanta y parece ser que esos azotes me excitan aún más. Y justo en ese momento en que estoy presa del placer, Amo Grey me penetra. Siento su polla entrando en mi, me estremezco aún más. Gimo, empujo hacía él, pero entonces él saca su sexo de mí y me advierte:
- ¡Quieta, zorra! Soy yo quien decide cuando y como, así que estate quieta o te dejaré sin orgasmo.
- ¡Oh, Señor, por favor!
Hace ya varios días que no me folla, que no me deja sentir su polla hundiéndose dentro de mí, y es por eso, que estoy tan excitada, tan ansiosa por sentirle. Pero él se resiste, aunque le ruegue.
Y entonces, siento que vuelve a entrar, pero no es su polla, es un consolador, lo pone con la vibración al máximo y empieza a moverlo dentro y fuera de mi, cada vez más rápido hasta que me corro. Y entonces sí, me penetra y me folla hasta que se corre y ambos quedamos totalmente satisfechos.

domingo, 4 de agosto de 2019

ADAPTANDONOS

Ya se que llevo más de un mes sin escribir, cuando me había propuesto hacerlo con más frecuencia, pero ante la nueva relación con Amo Grey, me ha sido un poco difícil. Pero aquí estoy para poneros al día, e ir contando.
Bueno, como ya dije, Amo Grey y yo decidimos cambiar nuestra relación de 24/7 a un tipo de relación con sesiones esporádicas. Decidimos que las sesiones serían cada miércoles y viernes de 6 a 8 y los domingos, en que saldríamos a comer juntos o bien comeríamos juntos en su casa o en la mia y después tendríamos una sesión sin límite de tiempo.
Me dijo que en cada sesión debería hacer ciertas cosas que formaban parte del protocolo, que serían:
A su orden, desnudarme por completo. Colocarme el collar y luego ponerme frente a él en la posición de espera. Tras eso, tendría que obedecer sus ordenes empezando con la sesión. Por cualquier fallo que cometiera, tendría un castigo que realizaríamos en la siguiente sesión antes de empezar con esta.
Como ya dije en un principio, no había penetración, sólo sexo oral, masturbación y penetración con juguetes eróticos. La verdad que las dos o tres primera semanas fueron maravillosas, aprendiendo sobre mis límites y mi placer, pero enseguida empecé a desear más. Y como Amo Grey me había dicho, le supliqué que me follara, que me dejara sentir su polla. Al principio, se resistió, me dijo que no que aún era pronto. Lo que causó una pequeña crisis entre nosotros. Pero finalmente, un domingo, decidió darme ese regalo y lo hicimos. Me dijo que puesto que en los últimos dias me había portado bien, ya era hora de darme un premio y que por fin tendríamos sexo. Fue algo maravilloso, excitante.
Me encantó sentirle dentro de mí, aunque estuviera atada y con los ojos vendados mientras lo hacía, pero eso hizo que lo sintiera aún más.
En este mes ambos hemos aprendido que me gusta que me azote en el culo, es algo que me excita, que las pinzas me desagradan un montón y se han convertido en un castigo que odio. Que me gusta que me excite hasta que le pido, le ruego a veces casi llorando que me folle y a él le encanta que le suplique. Dice que nunca antes había tenido una sumisa que le suplicara como yo, hasta el punto de que soy capaz de suplicarle llorando. También me gusta, aunque es una de las cosas que más me cuesta, el que me humille de algún modo. Por ejemplo, cuando estoy muy excitada, me dice que soy una guarra, una puta y entonces me "obliga" a masturbarme con cualquier esquina de un mueble, o con su pie, etc. En fin, ya os iré contando las cosas que se le ocurren a mi Amo.

miércoles, 19 de junio de 2019

UN SUPLICIO

Tres minutos tuve que estar anoche con las pinzas en los pezones, por dos errores que cometí. Y dolían, cuando Amo Grey me las quitó. Realmente son un suplicio y cuando Amo Grey decidió que ese sería el castigo, tras preguntarme que era lo que menos me gustaba de los instrumentos de tortura que había sobre la mesa, estuvo muy acertado. Aunque claro, también yo le di una buena pista, al indicarle que era lo que menos me gustaba.
Bueno, quería contar algunas cosas más, que decidimos antes de empezar con las sesiones. De momento, no habrá penetración, sólo juegos sexuales, sexo oral y ya está, porque según él, dice que seguramente acabaré pidiéndoselo, rogándoselo tarde o temprano, cuando yo crea que estoy preparada o realmente lo necesite y que le gusta que sus sumisas le rueguen para tener sexo, para sentir su polla dura dentro de ellas. Y como casi todas las sumisas que ha tenido hasta ahora, esta seguro que se lo pediré.
Y creo que hoy le pediré un cambio, ya que habíamos decidido que la relación sería 24/7 y que por la mañana a primera hora, me mandaría la tarea que yo debería realizar a lo largo de la mañana o del día, en los momentos en que no podríamos estar juntos. Pero visto como me ha ido hoy la mañana en el trabajo, creo que, como digo le voy a pedir un cambio. Sé que hoy ya estoy castigada, pues no he podido realizar la tarea, que consistía en masturbarme cada hora y media durante un minuto. Pero es que como digo, el día en el trabajo ha sido infernal y no he podido. Le he dicho que tenemos que hablar sobre eso, y me ha dicho que luego lo haremos, pero que estoy castigada por no haberle dicho nada antes. Castigo: cinco minutos con las pinzas en los pezones. Es curioso que mientras lo escribo, a pesar de que el castigo no me gusta, me siento excitada, sólo con pensar en hacerlo, en sentir sus manos sobre mis pezones cuando los coge para poner las pinzas, me excita.
También estoy castigada, porque esta mañana con las prisas, y por la poca costumbre que tengo, no me he puesto la pulsera. La he cogido y la he puesto en mi bolso, para ponermela más tarde, pero no cuando me he levantado, que es cuando debo hacerlo. Así que otro castigo, a mediodia me dirá cual es. Sospecho que las pinzas, pero quizás en otro lugar que no seas los pezones.
También me excita pensar en que haremos cuando nos veamos a mediodia, o luego por la tarde/noche.

martes, 18 de junio de 2019

UNA NUEVA ETAPA. UNA SUMISIÓN REAL

Hola, llevo más de un año sin escribir nada, pero entre que no había nada nuevo que contar y otros asuntos que me han tenido ocupada no he podido.
Pero hoy tengo nuevas e interesantes noticias que daros. He empezado una nueva etapa en mi vida que espero que sea tan satisfactoria como las anteriores o quizás más. Y es que he empezado una relación real con un Amo real, y estoy muy contenta con esta nueva etapa como Sumisa real.
Veréis, os cuento. Nos conocimos en un foro, y poco a poco, empezamos a hablar, a conocernos, hasta que un día me pidió que nos conociéramos, que tenía ganas de empezar una relación Amo- Sumisa conmigo, que veía que nos llevábamos y entendíamos muy bien y que si pasábamos eso a algo real, podríamos tener una bonita experiencia y relación. Después de mucho pensármelo, de mucho hablar los dos, para darle forma a la relación, para dejar claras las cosas de como debía funcionar nuestra relación, de cuando nos veríamos, de como y cuando serían las sesiones, etc, etc, decidí aceptar.
Nos conocimos personalmente, y seguimos hablando de como sería todo, la disponibilidad que teníamos, nuestras circunstancias personales, etc, etc. Finalmente, tras un tiempo en el que como digo, nos conocimos el uno al otro, decidimos dar un paso más y hace unos pocos días, este fin de semana,
 empezamos nuestra relación Amo-sumisa.
Primero me impuso el collar de entrenamiento, que es un collar de cuero, que debo ponerme cada vez que nos veamos antes de la sesión. Cuando no nos veamos, no estemos juntos, es decir el resto del día, o del tiempo, llevaré una pulsera, en lugar del collar, que él mismo me compró simbolizando dicho collar. La pulsera la debo llevar en la mano derecha, pero cuando cometo una falta en el transcurso del día, y por lo que recibiré un castigo cuando nos veamos, debo llevarla en la muñeca izquierda como recuerdo de mi falta y mi futuro castigo.
Tras la imposición del collar, tuvimos nuestra primera sesión real. Una sesión bastante light pero al ser la primera, Amo Grey prefirió que fuera así. Primero me pidió que me desnudara completamente, dijo que en nuestras sesiones, yo siempre debía estar desnuda, luego me pidió que ejecutara algunas de las posiciones que debo ejecutar delante de él en nuestras sesiones. Luego él mismo, me estuvo masturbando un rato, hasta que logró que me corriera, y en ese momento, tras mi primer orgasmo con él, me dijo que sólo podía correrme delante de él, siendo estimulada por él, y cuando él así lo decidiera. Tras ese primer y placentero orgasmo, me hizo chuparle la polla hasta que se corrió dentro de mi boca, y me hizo tragar todo su semen, sin dejar escapar nada. Fue una primera sesión muy relajada para ambos, y placentera. Ambos quedamos bastante satisfechos y nos sentimos muy a gusto para nuestra primera sesión juntos.
Antes de despedirnos, tras esa primera sesión, decidimos algunas cosas más sobre nuestra relación, como el castigo que recibiría cuando cometiera una falta. Y como mantendríamos la relación durante la semana, ya que ambos trabajamos y sólo podemos vernos a mediodía. Lo que conlleva, que nuestra relación la llevemos también vía mensajes de texto, o emails a lo largo del día, pues será una relación 24/7. Así, por la mañana cuando me levanto debo darle los buenos días, via skype y recibir la tarea que debo realizar, empezamos ayer, y debía masturbarme cada hora durante solo un minuto, mientras pienso en él. Al terminar debo decirle que lo he hecho y como me siento. Luego a la media hora, él me envió una serie de preguntas que debía contestar unas preguntas.
Contesté a las preguntas y le envié la respuesta. Realicé la tarea de masturbarme dos veces más y la última vez no lo pude evitar y me corrí. Le envié un email contándoselo y pidiéndole disculpas, y entonces, me dijo que la tarea había terminado y que cuando nos viéramos a mediodía, sería castigada, llevando las pinzas para pezones durante un minuto.
Al cabo de poco de llegar a casa, recibí un mensaje suyo diciéndome que en un hora estaría ahí. Solo tendríamos unos 15 minutos para realizar el castigo y lo que él quisiera.
Cinco minutos antes de llegar me envió otro mensaje diciéndome que me preparara, que me quería desnuda y en posición de espera, tras la puerta. Me puse el collar, me desnudé y me coloqué como él me había pedido. No tardé en oir la llave girar y a él tras la puerta, abrió y al verme dijo:
- Muy bien, putita, lo has hecho muy bien.
Se acercó a mí, llevaba una cadena en el bolsillo, la sacó y la ató a mi collar y tirando de ella me indicó:
- Ponte en pie, vamos a dentro.
Entramos hasta el salón, donde sobre la mesa, había dejado yo las pinzas, pues sabía que tenía el tiempo muy gusto y era mejor facilitarle el trabajo.
- Bien, veo que ya has preparado las pinzas, muy bien. Siéntate sobre esa silla - me indicó.
Lo hice y primero estimulo un poco mis tetas, mis pezones y cuando vio que ya estaban suficientemente erectos me colocó las pinzas. Uff, dolían. Sobretodo después de que me las colocara.
- Bien sólo un minuto - dijo. Permanecimos los dos quietos, sentados el uno frente al otro, esperando a que pasara aquel minuto, que a mi se me hizo eterno. Una vez terminado, Amo Grey me quitó las pinzas y dolieron nuevamente los pezones.
Realmente llevar las pinzas apretando los pezones es un suplicio. Tras eso, nos dirigimos a la habitación, donde él se sentó sobre la cama  y me ordenó que me arrodillara frente a él para ordenarme después:
- Saca mi polla y mamamela.
Obviamente, obedecí. Sacando su polla y empezando a lamerla, chupetearla y metermela en la boca, entonces me indicó:
- Sólo tenemos cinco minutos para esto, pero quiero comprobar cuanto eres capaz de meterte en la boca de mi polla - y empujó mi cabeza hasta que ya no me entraba más. Me la sujetó y sentí alguna nausea al sentir el glande chocar contra el fondo de mi garganta. La sacó y repitió la operación dos o tres veces más, siempre logrando que tuviera algunas nauseas para lo que me dijo:
- Tranquila, quiero que aprendas a meterte el máximo posible en la boca y mantenerla ahí, pero lo lograras, solo debes relajarte.
Sacó su polla de mi boca y como ya era hora de marcharse me dijo:
- Vamos, ya está ambos tenemos cosas que hacer.
Se arregló, y yo que aún seguia desnuda me puse también en pie para despedirme.
- Ahora vistete, lo has hecho muy bien. Nos vemos luego.
Me dió un tierno beso en los labios y se fue.