domingo, 4 de agosto de 2019

ADAPTANDONOS

Ya se que llevo más de un mes sin escribir, cuando me había propuesto hacerlo con más frecuencia, pero ante la nueva relación con Amo Grey, me ha sido un poco difícil. Pero aquí estoy para poneros al día, e ir contando.
Bueno, como ya dije, Amo Grey y yo decidimos cambiar nuestra relación de 24/7 a un tipo de relación con sesiones esporádicas. Decidimos que las sesiones serían cada miércoles y viernes de 6 a 8 y los domingos, en que saldríamos a comer juntos o bien comeríamos juntos en su casa o en la mia y después tendríamos una sesión sin límite de tiempo.
Me dijo que en cada sesión debería hacer ciertas cosas que formaban parte del protocolo, que serían:
A su orden, desnudarme por completo. Colocarme el collar y luego ponerme frente a él en la posición de espera. Tras eso, tendría que obedecer sus ordenes empezando con la sesión. Por cualquier fallo que cometiera, tendría un castigo que realizaríamos en la siguiente sesión antes de empezar con esta.
Como ya dije en un principio, no había penetración, sólo sexo oral, masturbación y penetración con juguetes eróticos. La verdad que las dos o tres primera semanas fueron maravillosas, aprendiendo sobre mis límites y mi placer, pero enseguida empecé a desear más. Y como Amo Grey me había dicho, le supliqué que me follara, que me dejara sentir su polla. Al principio, se resistió, me dijo que no que aún era pronto. Lo que causó una pequeña crisis entre nosotros. Pero finalmente, un domingo, decidió darme ese regalo y lo hicimos. Me dijo que puesto que en los últimos dias me había portado bien, ya era hora de darme un premio y que por fin tendríamos sexo. Fue algo maravilloso, excitante.
Me encantó sentirle dentro de mí, aunque estuviera atada y con los ojos vendados mientras lo hacía, pero eso hizo que lo sintiera aún más.
En este mes ambos hemos aprendido que me gusta que me azote en el culo, es algo que me excita, que las pinzas me desagradan un montón y se han convertido en un castigo que odio. Que me gusta que me excite hasta que le pido, le ruego a veces casi llorando que me folle y a él le encanta que le suplique. Dice que nunca antes había tenido una sumisa que le suplicara como yo, hasta el punto de que soy capaz de suplicarle llorando. También me gusta, aunque es una de las cosas que más me cuesta, el que me humille de algún modo. Por ejemplo, cuando estoy muy excitada, me dice que soy una guarra, una puta y entonces me "obliga" a masturbarme con cualquier esquina de un mueble, o con su pie, etc. En fin, ya os iré contando las cosas que se le ocurren a mi Amo.

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