viernes, 21 de febrero de 2020

LAS INSTRUCCIONES

Sigo dando vueltas por la galería, observando cuadros, cuando veo un camarero que lleva una bandeja con copas de cava, me acerco y cojo una. Aunque no lo parezca, J.B., da vueltas por la sala sin perderme de vista, observándome, controlando lo que hago y donde voy en cada momento. Pasada casi una hora me llama otra vez y me dice:
- Esto está a punto de terminar, así que dirígete al piso superior, donde está mi despacho, por la escalera que hay junto a la puerta de entrada. Allí, cierra la puerta con el pestillo, desnúdate y espérame desnuda, cuando llegué tocaré la puerta tres veces seguidas, ábreme.
- Sí, Señor - le respondí.
Hago lo que me ha pedido y subo hasta su despacho, donde tras cerrar con el pestillo, me desnudo y le espero desnuda. Estoy excitada, cada vez más, siento la humedad entre mis piernas. Así que no puedo sentarme, pues mojaría la silla o el sillón que tiene en una esquina del despacho. Puesto que debo estar de pie, decido dar una vuelta por el despacho, observar las fotos que tiene en los estantes, los libros, los pocos papeles que hay sobre la mesa y cuando estoy sumergida en todas esas cosas, oigo que llaman a la puerta tres veces seguidas, sin duda es él. Abro la puerta y él entra. Cierra la puerta tras de si, con el cerrojo y me ordena:
- Date la vuelta y pon tus manos a la espalda.
Obedezco, mientras él se quita la corbata que llevaba puesta durante el evento, y me ata las manos en las espalda con esta.
- Ven - me dice, llevándome hasta la mesa. - Inclínate - me ordena, empujándome del cuello.
Lo hago y entonces, siento que ata mis piernas a las patas de la mesa, de modo que queden abiertas.
- Muy bien, Sumisa Karenc, ¿dispuesta para nuestra primera sesión?
- Sí, Señor - respondí sintiéndome totalmente excitada.
- Bien, pues antes de seguir debo darte algunas instrucciones más, que seguirás cada vez que nos encontramos. Hoy no las voy a tener en consideración, pero la próxima vez sí. ¿De acuerdo?
- Sí, Señor.
- Siempre te pondrás el collar antes de empezar la sesión, te llamaré al móvil para que vengas hasta aqui siempre que vayamos a tener una sesión, cuando te llamé vendrás enseguida, nada de excusas, ni de estoy haciendo esto o aquello y ahora no puedo. Siempre estarás dispuesta para mí, ¿De acuerdo? Esta será una relación sólo de Amo y Sumisa, no creo en el amor dentro del BDSM, así que no te hagas ilusiones, porque no seremos pareja más allá de nuestra relación Amo- Sumisa. Ahora, vamos a ver como te comportas, putita - terminó, acariciando mi culo.
Gemí, al sentir su mano, metió sus dedos entre los pliegues de mi vagina y pudo comprobar que estaba muy húmeda.
- Uhmm, realmente estás mojada como una puta, ¿quieres que te folle? - me preguntó.
- Sí, Señor - le conteste jadeando, mientras sentía como metía uno de sus dedos dentro de mí.
- Pues ya veremos si lo hago, depende de como te portes, como también puede ser que te folle con otra cosa - añadió introduciendo otro dedo y moviendolos ambos dentro y fuera de mí.
Gemí, excitada. Pero entonces, pillándome totalmente por sorpresa, sacó los dedos y me dió un par de cachetadas en el culo.
Se acercó a un pequeño armario que tenía tras la mesa y sacó una bolsa de deporte que puso sobre la silla diciendo:
- Veamos que hay por aquí.
Sacó un flogger y dijo:
- Empezaremos con esto.




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