lunes, 17 de febrero de 2020

ENSÉÑAME TU SEXO

J.B. me invitó a una fiesta, después de decirme que nuestra relación Amo- Sumisa ya había empezado y que ese día, ibamos a tener nuestra primera sesión, pero jamás imaginé que todo empezaría allí en aquella fiesta. Antes de que viniera a buscarme a casa, me dijo que me pusiera guapa, con un vestido largo, pero sin ropa interior debajo. Lo hago, aunque me siento extraño. Es la primera vez que voy vestida elegantemente y no llevo ropa interior debajo, lo que me hace sentir un poco incómoda, pero a la vez también me excita.
Pasa a buscarme por mi casa a lo hora acordada y nos vamos hacía la fiesta. Cuando llegamos al lugar donde se realiza la fiesta, antes de salir del coche, me sube la falda, mete mi mano y comprueba si le he hecho caso con lo de la ropa interior.
- Muy bien, vamos, zorra - me dice. Lo que hace que me excite más.
Bajamos del coche y entramos en el local, enseguida me doy cuenta que estamos en una presentación de cuadros de algún pintor que probablemente J.B. conoce. Al ver mi desconcierto, me dice:
- Estamos en mi galería de arte, en la exposición de uno de mis mejores pintores. Luego te lo presentaré. Y sí, nuestra sesión de hoy empezará aquí y quien sabe si se desarrollará y terminará aquí, ya veremos - dijo con cierto tono travieso.
Me siento excitada y la vez un tanto preocupada. Pues como no sé que me va a pedir, me preocupa que sea allí delante de tanta gente.
Tras eso, me presenta al autor de la exposición y después me deja con él, mientras él va a ver y saludar a otras personas, posibles compradores de aquellos cuadros. Yo tras hablar un poco con el autor de los cuadros, decido dar una vuelta por la galería observando los cuadros. Y estoy en un rincón de una de las salas, la más alejada de la puerta de entrada y también la más pequeña, hay sólo un par de cuadros en ella, y casi nadie, excepto yo y otra persona, un hombre mayor. Suena mi móvil, lo saco del pequeño bolso que llevo y es J.B. descuelgo y lo saludo:
- Hola.
- Hola preciosa sumisa. Ahora vas a hacer todo lo que te pida. ¿De acuerdo? sino lo haces tal y como te pido, serás castigada. ¿De acuerdo?
- Sí, Señor.
- Bien, date la vuelta y mira hacía la puerta.
Obedezco y en la puerta de la sala, apoyado en el marco está él, el hombre mayor acaba de abandonar la sala, pero por detrás de él pasa gente. Y entonces me dice:
- Levántate la falda y enséñame tu sexo.
- ¿Aquí, ahora? - le pregunto con cierta duda.
- Sí aquí y  ahora, hazlo o te castigaré.
- Si, Señor. - Le respondo y me subo la falda poco a poco, sólo un poco, por la parte delantera, trato de hacerlo disimuladamente, para que la gente que pasa por detrás de él no se de que cuenta de lo que está pasando.
- Muy bien - dice él al ver mi sexo asomar por debajo de la falda.
- Ahora tócate un poco. Pasa tus dedos por tu humedad y luego vienes a mí y me ofreces tus dedos para que los chupe.
Me estoy excitando por minutos, así que lo hago, me acaricio mi sexo, unto mis dedos en mi humedad y tras soltar la falda, con mis dedos húmedos de mi crema, me acerco a él y le ofrezco mis dedos para que los lama. Lo hace, los chupa como si fueran un chupachups, y eso aún me excita más, me imagino su boca, haciendo eso con mi clítoris y siento que me derrito.
- Luego te follaré, pero ahora deja que siga con mi trabajo.
- Si, Señor.
- Te daré instrucciones.

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