jueves, 11 de mayo de 2017

SU CAGNETA


No puedo creer que estemos aquí, sus ojos chocan con los míos, su mirada oscura y profunda me estremece. Tiemblo, mi corazón va a mil por hora. Posa su mano sobre mi hombro y me siento derretir. Sí, estamos aquí, él está aquí frente a mí. Acerca su boca a mi oído y me susurra : Mia cagneta. Sus manos recorren mi piel desnuda ya. Suspiro. Su voz en mi oído, su aliento hacen que mi sexo se humedezca más. Adentra su mano en mi sexo, toca mis labios, acaricia mi clítoris con sus dedos y tiemblo otra vez, sé que ha notado la humedad y susurra otra vez en mi oído: “Mia cagneta e calda”. Cuánto he echado de menos ser su cagneta, justo al oírlo en su boca, me doy cuenta. Me hace abrir las piernas, y hurga con su mano en mi entrepierna haciéndome estremecer, excitandome. ¡Oh Dios, como lo he deseado! Gimo y me estremezco. Veo que coge el cepillo de dientes eléctrico, es la primera vez que lo usa. Me doy cuenta que en todo este tiempo ha aprendido cosas nuevas. Me gusta que me sorprenda y sin duda lo está haciendo. Pone el cepillo sobre mi clítoris y empiezo a gemir, me estremezco, el cosquilleo que me produce, el placer, me llena, y no deja que me detenga. Gimo y me estremezco en sus brazos. Su voz diciéndome que soy su cagneta y lo bien que lo estoy haciendo me excitan aún más y me llenan de orgullo y me gusta. Me gusta, gustarle, me gusta ser su cagneta. Cierro los ojos y me dejo llevar por las sensaciones, el placer va aumentando mientra él mueve el cepillo sin parar, lo introduce en mi, lo saca, lo mueve en mi clítoris y gimo, me estremezco hasta que sin poder evitarlo alcanzo el orgasmo, y me libero. Luego, se pone sobre mí, le abrazo, sus gemidos suenan ahora en mi oído y me hace estremecer de nuevo, se mueve dentro y fuera de mí, dentro y fuera, rápido, veloz, gimiendo, haciendo que de nuevo me estremezca y que el placer vuelva a mí. Gimo y me estremezco. El placer crece y crece de nuevo en mi, mientras siento como él se mueve dentro y fuera, dentro y fuera, me corro de nuevo y minutos después lo hace él. Me derrumbo y lo primero que pienso es que este ha sido el mejor polvo en mucho tiempo, y que me siento feliz de que haya vuelto. Tengo una extraña sonrisa de felicidad en mis labios que sé que me va acompañar por un buen rato.

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